Partiendo de un principio
de asunción de los roles impuestos por la sociedad en mi, a saber:
hombre, blanco, occidental, y pretendiendo generar un debate profundo
en vosotrxs, expongo una disyuntiva de género.
Surge a raíz de las
experiencias compartidas en un espacio no mixto, entre las que
surgieron aquellas en las que algunos compañeros, personas
socializadas como hombres, han sufrido agresiones/maltrato por
parte de personas socializadas como mujeres. Contextualizar también
que esta reflexión se refiere a un entorno social concreto, en el
que el trabajo de género está en constante evolución, y que las
personas que pueden verse involucradas en estos procesos, parten normalmente desde diferentes puntos de teorías libertarias sobre
género.
Mi duda reside en la
validez de la respuesta ante tales agresiones, ya sean físicas,
verbales o psicológicas, que nosotrxs, como hombres, estamos
dispuestos a dar a una mujer. Aviso de mi auténtica ignorancia en
cuanto a estos procesos se refiere y a la falta de trabajo en la
construcción de una masculinidad propia alejada de los roles
patriarcales que se me han impuesto desde pequeño. Por tanto, mi
planteamiento no es más que una duda, que espero, me ayudéis a
resolver.
Opción A: respuesta
activa. Ante una agresión, venga dada por los cuerpos del orden, o
por cualquier otra autoridad impuesta o creída, o por cualquier
desconocido, una respuesta legítima, según quien lo mire, es el uso
de la violencia contra quien te agrede. Teorías sobre el uso de la
violencia hay muchas, tantas como sobre el uso de la no violencia, y
no voy a entrar a valorar unas u otras ahora, digamos, por ejemplo,
que no me parece mal el uso de la violencia como respuesta a la
violencia impuesta. Habría que valorar si esta respuesta violenta es
fruto de los comportamientos otorgados al hombre en esta sociedad,
pero esto es más complejo. En el caso que nos ocupa -mujer maltrata a
hombre- la respuesta activa por parte del hombre le situaría en la
incómoda posición de machista-agresor, pues una vez traspasada la
línea física de la falta de respeto, es muy difícil justificarla
delante de la sociedad o la justicia, y la mujer, en este caso,
contaría con el apoyo incondicional del entorno, mientras que el
hombre sería tachado de agresor, criminalizado y repudidado por el
mismo. Solución: machista por acción.
Opción B: respuesta
pasiva. Tragar, aguantar la situación, no mover un dedo. En el caso
en que la persona agredida, o maltratada, o humillada, sea un hombre
y la agresora, maltratadora, humilladora sea una mujer, los preceptos
de esta sociedad patriarcal nos empujan a pensar que él no puede
pegarle a ella. ¿Por qué? No lo sé, pero este axioma parte de la
base de la inferioridad de la mujer, no sería justo por tanto, para
un hombre, usar la violencia contra una mujer, pues se presupone un
ser socialmente inferior. Por tanto, el hecho de no usar la violencia
contra una mujer que me agrede, si yo soy un hombre, por esta razón,
me convertiría en un machista de mierda, al aceptar dicho axioma.
Solución: machista por omisión.
Seguramente las opciones
sean más, os invito a compartirlas, no obstante, las dos que se me
ocurren, te
convierten en un hombre-macho, más bien te perpetúan, pues pese a los
deseos de romper con ello, lo somos desde pequeños. Obviamente
ante la disyuntiva, yo escogería la opción B, puesto que el machismo al
que te condena es más llevadero, no rompe tus relaciones sociales
(nadie te va a dejar de hablar por no pegarle a un tía que quiźas
se lo merecía), y no convierte a tu agresora en una víctima. Sin
embargo, a nivel interior, la opción B te deja como una mierda, pues
te sigues tragando todo el maltrato, no te liberas y además te
acusan de ir de víctima, lo cual invalida tus argumentos vividos
desde la opresión.
¿vosotros qué haríais? ¿vosotras cómo lo veis?
¿vosotros qué haríais? ¿vosotras cómo lo veis?