Una semana más, una sana
semana más. Parece lejano ya el día que puse fin, relativo, al
tabaco. Relativo digo porque final, lo que se dice final, hasta que
no me muera no lo sabremos. El caso es que no hay que bajar la
guardia, y dos semanas no son nada. Al menos puedo decir que no he
probado ni una calada. A veces me vienen tirones, después de comer,
al acabar de currar, en una reunión larga y pesada, en una
discusión...
En lo que se refiere al
alcohol, en esta segunda fase sólo he consumido una cerveza. De los
dulces refinados no puedo decir lo mismo, y aunque me he aficionado a
las pipas con sal, no me he podido quitar aún de los sustitutivos de
alto contenido en azúcar. Seguiré intentando.
Añadir en esta segunda
fase el caldo depurativo está siendo todo un punto positivo pues a
la vez que voy bebiendo de la botella que apesta a apio, me hago
consciente del proceso que he puesto en marcha, y como pensar en ello
ayuda a afianzar la voluntad, pues eso hago, como escribirlo, porque
tampoco tienen nada de interesante para vosotrxs ¿verdad?
A colación del afianzar
la voluntad, creo que, por coincidencias del destino, en esto se
basará la tercera fase de la depuración: pensamiento positivo.
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