Era pequeño, de pelaje gris
espeso, nariz afilada, orejas puntiagudas y blanca punta de cola. Era pequeño y
su cuerpo sin vida yacía ante mi portada ayer a la mañana. Los rayos de sol
desaprovechados hacían más triste, si cabe, la escena, pero su cuerpo
acartonado estaba más frío que la piedra que lo soportaba. Era pequeño y algún
otro lo había llevado hasta allí, quizás para mostrármelo, quizás sólo para
jugar. -Parecía un peluche-, escuche al cabo de levantarlo del suelo. Maldita forma de empezar la semana.
Era pequeño, no debía
tener más de dos semanas, y sin embargo no era de aquí (no ha habido embarazos
tras los últimos celos), de manera que sólo queda pensar que algún desalmadx lo
ha traído, para después dar media vuelta sin mirar atrás. Quizás sus
lloros nocturnos eran insoportables, lo sé, hay quien se vuelve loco cuando se
repiten día tras días estos lloros, hay quien es capaz incluso de salir a la
ventana con una bocina esperando que el ruido estridente calle de una vez los
lloros, lo sé, pero era pequeño. Quizás fue un capricho de niñx mimadx que ya
no lo quiso más, quizás meó el sofá de ciertopelo, se cagó en el edredón de
Ikea, o mordisqueó las pantuflas de papá, puede ser, pero seguía siendo
pequeño.
Jodido bastardo quien lo haya abandonado pensando que en este pueblo tranquilo alguien lo adoptaría; jodido bastardo
ignorante, pues no tuvo en cuenta que los peligros que acechan y la teta que
falta pudieron con él, pues era pequeño. No sería la primera vez que se acoge
algún perro perdido, ¿pero tanto te costaba preguntarlo? De vergüenza al suelo
se te caería la cara, bastardo, pues no era más que un pequeño ser.