Cuarenta gotas caen en el
cuarto,
bajo las tejas se filtra
el deseo
mientras mi cabeza se va
inundando.
Cuarenta vasos el agua recogen
digo que ya no quiero
beber más,
aunque de ganas mis
sueños se mojen.
Cuarenta maravillas
escondidas
en las grietas de un
húmedo hórreo,
que con paciencia serás
bienvenida.
Cuarenta y mil veces me
repito,
mas este sentimiento me
ahoga
y por la espiga el
orgullo vomito.
Cuarenta días lloviendo
de pena
en esta misérrima
primavera
¿cómo se deja esto en
cuarentena?
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