Tengo las ganas rotas de
partirte por la mitad, y ¿qué sentido tiene si no esta vela? Es quebradiza, lo
sé, cogida con pinzas, también, y sin embargo me sigue poniendo enfermo tanta aspirina
de chanel. Qué le vamos a hacer, tú te lo pierdes, y eso que no hay mucho que
perder, pero que por si acaso sepas que a la vuelta del camino no encontraras
este bote a la espera de patadas tontas. A tu barco, señora, no hay quien se
monte, y por el rumbo que lleva, diría yo que volverá a calar en puerto vano.
Allí donde miran con perversos ojos los paseos por el puerto, en ese lugar
donde la rabia discurre sin tregua por los ojos airados tras un sencillo gesto,
en esa prisión sin paredes ya estuve yo algún tiempo, hace tiempo, pero no me
gustó nada. Y como el que nada, no se ahoga, aquí sigo flotando cual piel de
alcornoque, pues está la vida llena de preciosas sonrisas, y de alegres
melodías que escuchar, y que para que voy a perder yo el tiempo en intentar
robar un beso a quien después de tanto tiempo no se lo ha querido ganar. Es la
hora de dormir. Bona nit.
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