domingo, 30 de diciembre de 2012

Espero que te sirva de ayuda...

(carta abierta a un amigo en apuros)

Te veo preocupado, inquieto, con la mirada algo perdida. Me entristece verte así. Después de tanto tiempo parecemos dos desconocidos que no recuerdan donde antes se habían visto. La distancia impide que nuestros caminos se crucen, quizás tenga sentido vernos una vez al año, me encantaría poder ayudarte a subir este peldaño.

Qué decirte que no sepas ya al respecto, se trata de respeto en primera persona. Darnos cuenta de dónde está el veneno que tanto nos da la risa. Llegó un momento en que dejó de hacerme gracia tanta tontada, tanto da lo mismo aquí que allá, de día o de noche; tanto antes de, después de, mientras que; tanto deambular en los días de escasez. Eso no era vida amigo, no al menos la mía. La mía empezó al día siguiente de dejarlo atrás. Poder afrontar las cosas siendo yo mismo, no un sucedáneo atontado, merecía sin duda la pena.

Por no hablar de los ojos. Los ojos de las personas que te rodean, ¿te has fijado? infinidad de matices que acaban de dibujar las palabras, esos ojos vivos, preciosos, que durante años me estuve perdiendo por no ser capaz de mirarlos de frente.

Supongo que de otras cosas ya te habrás dado cuenta, por ejemplo el sexo. Nada que ver. Al menos en mí, la libido quedaba intercalada y reseca. Y eso fue otro despertar, un renacer que dio vida a una relación y alimentó diversos momentos inolvidables.

Para acabar quisiera hablarte de una razón de peso que me empujó a ser más autónomo, a ser más yo mismo. Esta sociedad que nos rodea, ya sabes que me da asco, por eso me fui, por eso escribo. En algún momento empecé a sentirme esclavo, sujetado, anulado. Me di cuenta de la de tardes que había invertido en tedio, en vez de intentar mirar al cielo. Lo estúpida marioneta que me sentía mareado en un circulo vicioso que no me dejaba cambiar la postura a final de mes. Hacerme consciente de la verdadera finalidad que tiene en este estado capitalista fue una auténtica catarsis. Eso me ayudó por último a cambiar el chip, ya que hoy en día, sencillamente, no se me pase por la cabeza.

El resto de argumentos ya los habrás escuchado mil veces: salud, dinero, delincuencia, teoría de la escalada... y toda esa sarta de estupideces que nos vienen a contar los maderos al instituto y que luego cacarean nuestros padres y los programas de la tele al unísono. Eso a mi no me sirvió para nada. Lo único que me sirvió es quererme más, tal y como soy, e intentar ser un poquito más coherente.

Un fuerte abrazo

1 comentario: